sábado, 5 de noviembre de 2022

Premios Banda Dibujada 2022: Un esperado retorno

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El viernes 4 de noviembre, luego de tres años de parate debido a la pandemia, se reanudó la tradicional entrega anual de los Premios Banda Dibujada a los autores de historieta infantil/juvenil, en la Sede Centro de la Alianza Francesa (Avenida Córdoba 946). El esperado evento permitió el (muy) esperado reencuentro de artistas y editores, lo cual despertó emociones y alegrías largamente contenidas al ser un reencuentro con el sabor de lo presencial. La selección de obras de los títulos fue mucho más ardua de lo habitual, ya que para este año se decidió nominar obras publicadas en los tres años de interregno: 2019, 2020 y 2021; el jurado estuvo conformado por Diego Arandojo, Roberto Barrios y Laura Vázquez, siendo conducido por .



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Otro motivo de celebración es que esta reanudación coincidió con el décimo aniversario de la primera entrega de premios, por lo cual hubo un emotivo recorrido audiovisual por todas las entregas. El Premio a la Trayectoria de este año fue concedido vía zoom a Ricardo Cangialosi, una leyenda de la historieta infantil cuyana, quien estuvo acompañado por el también talentoso Chanti.



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A continuación se entregaron los siguientes premios (los ganadores están remarcados en negrita).



Libro de historieta de ficción infantil de autoría nacional:

- El increíble barco pirata volador. Brian Jánchez. Colección Grandes Historietitas. Maten al Mensajero.

- Héroes en el aula. Deivid y Aleta Vidal. BlupInk Ediciones.

- Los Angirú. Ernesto Parrilla e Ignacio Yunis. Rabdomantes Ediciones.

- Quiero ser yo. Chanti. Colección ¡Toing! Comiks Debris Ediciones.

- Yaci. Mariana Ruiz Johnson. Colección Musarañita. Musaraña Editora.



Libro de historieta de ficción infantil de autoría nacional. Primeras lecturas:

- La búsqueda. Natalia Colombo. Editorial Ojoreja.

- Noni y el complot de las flores. Sole Otero. Colección Mamut. Hotel de las Ideas.

- Zonia y el fuego. Fer Calvi. Colección Mamut. Hotel de las Ideas.



Libro de historieta de ficción infantil de autoría nacional. Humor gráfico:

- Batu 7. Tute. Editorial Sudamericana.

- Ultrazombies. Humor descerebrado 1. Pablo Henríquez y Javier Rovella. Ediciones de la Flor.

- Yoco Yaca. Chanti. Colección ¡Toing! Comiks Debris Ediciones.



Libro de historieta de ficción infantil de autoría nacional. Antología:

- ¡Bu! Historietas con monstruos. Varios autores. Pi Ediciones.

- Historietas surtidas. Chanti. Colección ¡Toing! Comiks Debris Ediciones.

- Pumbapá. Antología de historietas infantiles argentinas. Varios autores. Loco Rabia Editora.



Libro de historieta de ficción para toda la familia de autoría nacional:

- El Principito. Antoine de Saint-Exupéry, T. Wortley y F. Viglino (adaptadores). Ovni Press.

- El Sheriff Científico. Lubrio y Maco Pacheco. Cápsula Ediciones.

- El viaje de Luka. Dolo Okecki. Edición de autor.

- Mio Cid. A. Farías, A. Acevedo, N. Ávila (adaptadores). Loco Rabia.

- Norton Gutiérrez y el experimento del profesor Maglione. Juan Sáenz Valiente. Hotel de las Ideas.



Libro de historieta de ficción para jóvenes de autoría nacional:

- Al despertar. Krysthopher Woods. Maten al Mensajero.

- Cayetano. Luciano Saracino y Nicolás Brondo. Comic.ar.

- Diario de un hijo. Tute. Editorial Sudamericana.

- Dora. 1964. Amsel, Vogel, Hahn. Ignacio Minaverry. Hotel de las Ideas y La Maroma.

- El golpe de la cucaracha. En la casa hay fantasmas. Gato Fernández. Historieteca Editorial.

- Guaraní. Diego Agrimbau y Gabriel Ippóliti. Hotel de las Ideas.

- La niña comunista y el niño guerrillero. María Giuffra. Historieteca Editorial.

- Llamarada. Jorge González. Hotel de las Ideas.

- Qué querés ser cuando seas grande. Autores varios. Historieteca Editorial.



Libro de historieta de ficción para jóvenes de autoría nacional. Humor gráfico:

- Andá a lavar los platos. Alejandra Lunik. Hotel de las Ideas.

- ¡Mi primera pandemia! El Niño Rodríguez. Ediciones de la Flor.

- Superyó. Tute. Editorial Sudamericana.



Libro de historieta de ficción para jóvenes de autoría nacional. Terror y suspenso:

- Descendientes. Los mitos argentinos de H.P. Lovecraft. Autores varios. Purple Books.

- Knock Knock Monk. Alesio Rossino y Jonathan Crenovich. Cápsula Ediciones.

- Manos horribles. Dolores Alcatena. Edición de autor.



Libro de historieta de ficción infantil de autoría extranjera:

- Cleopatra del espacio. Libro uno: Práctica de tiro. Mike Maihack. La Editorial Común.

- Diana: princesa de amazonas. Shannon Hale, Dale Hale y Victoria Ying. Ovni Press.

- La Pitufina y otras aventuras de Pitufos. Peyo. Merci Editorial.

- Los Pitufos y la aldea de las chicas. El bosque prohibido. Peyo Creations. Merci Editorial.

- Querida Liga de la Justicia. Michael Northrop y Gustavo Duarte. Ovni Press.



Libro de historieta de ficción para toda la familia de autoría extranjera:

- Coraje. Raina Telgemeier. La Editorial Común.

- El gran visir Iznogud. René Goscinny y Jean Tabary. Libros del Zorzal.

- La Hija de Vercingetorix. Jean-Yves Ferri y Didier Conrad. Libros del Zorzal.

- Yonky el Zombi. El crucero del terror. Marko Torres. Comiks Debris Ediciones.



Libro de historieta de ficción para jóvenes de autoría extranjera:

- Dark Country. Thomas Jane, Thomas Ott y Tab Murphy. Loco Rabia-2D Ediciones.

- El gato del rabino. Integral Volumen 1. Joann Sfar. Hotel de las Ideas.

- Los Escorpiones del Desierto. Tomo 1. Hugo Pratt. Fondo de Cultura Económica.


Libro teórico y/o de difusión y/o de información sobre la historieta y el humor gráfico:

- F de Friki. Reseñas periodísticas. Mariano Medina. Editorial Payné.

- ¿Quién quiere ser superhéroe? Andrés Accorsi. Comic.ar.

- Universo Mafalda. Judith Gociol. Lumen (Penguin Random House).



Menciones especiales, a saber:


Serie Escuela de Monstruos, de El Bruno. Colección Factor Fantasía. Editorial Pictus.


Colección Musarañita. Varios autores. Musaraña Editora.


Colección Regreso. Varios autores. Hotel de las Ideas.



Y eso fue todo... hasta el año que viene.

domingo, 11 de octubre de 2020

Patoruzito: 75 años de Correrías



En el día de la fecha se cumplen las Bodas de Brillante de la creación de la versión infantil del legendario (y ya nonagenario) cacique Patoruzú. 75 años han pasado desde que Dante Quinterno decidiera publicar una revista de historietas que marcaría un hito editorial en nuestro país.


Nace una pequeña leyenda

Ubiquemos al personaje en la época en que nació: 11 de octubre de 1945, año clave en la historia moderna, tanto argentina como mundial. La Segunda Guerra Mundial había llegado a su fin hacía apenas un mes; y faltaban apenas seis días para que la Plaza de Mayo fuera testigo de los eventos del 17 de Octubre. Pocos días después se fundaría la Organización de las Naciones Unidas, organismo internacional con el cual se crearía un nuevo concepto de la visión del individuo en el mundo.

En el cine uno podía vivir aventuras con El Capitán Kidd u horrorizarse con El ladrón de cadáveres (una de las primeras películas de Robert Wise) y El retrato de Dorian Gray, así como los chicos podían reír y maravillarse con el Pato Donald en Los Tres Caballeros. Fue el año que vio nacer, entre otros, a los músicos Rod Stewart, Bob Marley y Eric Clapton, a la actriz Helen Mirren, y en el mundo del 9° arte, al dibujante Milo Manara. También fue el año que vio morir a Anne Frank, Franklin Delano Roosevelt, Benito Mussolini y Adolf Hitler. 1945 fue también testigo de la entrega del Premio Nobel de Literatura para Gabriela Mistral, y del dictado de la famosa conferencia de Jean-Paul Sartre: "El existencialismo es un humanismo".


Como pueden ver, era una época de grandes cambios en todo el mundo, y no pasó desapercibido por los habitantes de este país que, aunque uno lo piense de otro modo, no está tan alejado del resto del mundo. Las nuevas ideas están a la orden del día, y muchas de ellas son demasiado diferentes como para convivir: el capitalismo, el comunismo, el anarquismo, el nacional-socialismo y el fascismo (los nazis y los facistas); el auge de del bipolarismo socio-político con el que Estados Unidos y la Unión Soviética mantuvieron al mundo en vilo mediante la Guerra Fría. Y en nuestro país, esas ideas estarían enmarcadas por las cotidianas disputas políticas, acentuadas por años de democracias fraudulentas y dictaduras militares que se sucedían constantemente, y que ahora perfilaban entre los bandos de los empresarios y políticos conservadores que querían frenar como sea a las clases trabajadoras que eran fuertemente seducidas por las nuevas ideas sociales, económicas y laborales que formaban la plataforma política de Juan Domingo y Eva Duarte de Perón.


Dante Quinterno ya era un dibujante talentoso y un editor consumado. Patoruzú, su personaje estrella, tenía revista propia desde 1936, la cual agotaba ediciones semanales de 300.000 ejemplares. Tomando en cuenta que cada revista podía ser leída por 4 o 5 personas, y que la población de Argentina era de casi quince millones de personas, se puede decir que su influencia entre el público era importante. Y dicho éxito se acentuaba con los Libros de Oro, que aparecían en los últimos días de cada año, y que alcanzaban tiradas de ¡casi dos millones de ejemplares!

Ante tamaño éxito, era obvio que Quinterno soñaría con crecer a nivel editorial, y lo hizo, pero con una diferencia pequeña, pero importante: mientras que Patoruzú era una revista de humor para toda la familia, de formato apaisado (18 x 28 cm.) y con un espacio propio para notas de actualidad, cuentos y humor escrito, Patoruzito sería una revista más interesada en el público infanto/juvenil, con un formato más cercano al de los álbumes gráficos (23 x 29 cm.) y con un contenido 100% historietístico.

Durante los meses de agosto y septiembre de 1945, aparecieron varias publicidades en Patoruzú, anunciando la inminente aparición de los puestos de revistas de la nueva publicación:



Como se puede adivinar al leer la publicidad, el nuevo personaje no es una versión infantil del cacique tehuelche. Lo que uno puede suponer es que Quinterno quería crear una nueva versión de su personaje, que abordara sus aventuras y peripecias con una actitud más inocente y tierna; el universo de Patoruzito es contemporáneo al de los lectores, igual que el de Patoruzú. Es, simplemente, una fórmula que no podía fallar.



Y de hecho, no falló, como se informó debidamente en Patoruzú al poco de salir su revista hermana:



Ya en el primer número aparecen los protagonistas de la historieta principal, la que le da nombre a la revista: Patoruzito e Isidorito. A diferencia que sus versiones adultas, donde el cacique vive casi todo el tiempo en un hotel de Buenos Aires para de ahí conocer en el puerto a su futuro Padrino como dueño de un circo de mala muerte, la acción transcurre en la estancia de Patoruzito en la Patagonia, cuya ubicación (al igual que en Patoruzú) irá variando de ubicación geográfica, como una suerte de Springfield criolla, de acuerdo a las exigencias argumentales, estando de esa manera tan cerca del Mar Argentino como de la Cordillera de los Andes.



De a poco, también van apareciendo los personajes secundarios: Ñancul y la Chacha Mama, que son tan jóvenes (o tan viejos, según se vea) que en Patoruzú; Pamperito, el fiel potrillo del caciquito, y el Capitán (todavía no Coronel) Cañones, el cual sí es joven y menos gruñón (aunque no tanto) respecto al anciano e irascible Urbano Cañones que cela permanentemente a su botarate sobrino Isidoro.

Ya en el n° 2 de la revista aparecen los "villanos" recurrentes que tendrá e caciquito: el brujo Chiquizuel y su sobrino Chupamiel. Esta sí será una diferencia argumental relevante, ya que Patoruzú se caracteriza por una ausencia casi total de un antagonista recurrente, con la sola excepción del Diablo.



Estos dos personajes señalan otra diferencia importante entre Patoruzú y Patoruzito. En la primera, la acción suele transcurrir en Buenos Aires o en los lugares más fantásticos y aventureros del mundo, y los villanos llevan características que hoy en día pueden ser considerados xenófobos: los personajes de facciones orientales son crueles en extremo, de aspecto demoníaco y traicioneros como pocos; los europeos, astutos y sádicos; los islámicos, intolerantes e irascibles (aunque también cultos y de costumbres educadas, y los judíos, avaros y mezquinos. En cambio, en Patoruzito, la mayoría de las aventuras (de las buenas aventuras) transcurren en la Patagonia, y los personajes que podemos calificar como "malos" son de rasgos argentinos, con más aspecto de compadritos y atorrantes que de verdaderos villanos. Además se explora más el universo cercano al caciquito, especialmente con la aparición de Chiquizuel, que suele contar con la ayuda ocasional de otros indígenas (tehuelches o de otros pueblos originarios) a la hora de elaborar sus planes para complicarle la vida a Patoruzito. No obstante, de vez en cuando se verán los viajes exóticos y villanos estereotipados que eran comunes en aquellas épocas.


El éxito crece

Patoruzito aparecía semanalmente los días jueves, con 32 páginas de historietas, de las cuales las tapas y las páginas centrales (donde estaba el caciquito) eran a todo color. La revista se completaba con un staff de destacados dibujantes e ilustradores que crearon a muchos de los personajes clásicos de la historieta nacional en dichas páginas.

Mirco Repetto escribía la mayoría de los guiones, además de dirigir la revista, al tiempo que respetaba la continua supervisión de Quinterno. Los otros guionistas de la historieta fueron Mariano Juliá y Laura Quinterno (hermana y continua ayudante del dibujante). Los dibujos corrían a cargo de Tulio Lovato, el cual dibujaba con precisión, respetando el "estilo Quinterno" que exigía la historieta.


Con los años, Patoruzito llegó a ser tan popular como Patoruzú, y emulando el éxito de su predecesora, sacó a la venta tres Libros de Oro entre 1955 y 1958, aunque no tuvieron el mismo éxito que los de Patoruzú. Tampoco prosperó la colección Patoruzito Extra, que publicaba episodios completos de otros personajes que aparecían en la revista. En 1952, un incendio quemó los bosques de Finlandia que proveían de papel a buena parte de la industria editorial argentina. Ante el desmedido aumento del precio del papel, Patoruzito debió reducir el número de páginas por número y achicar el formato de la revista, así como también debió alterar la presentación de sus historietas: más texto, menos dibujos (aunque más detallistas) y en blanco y negro. Aunque luego recuperó casi el mismo tamaño que en sus inicios mantuvo estas características internas hasta el final.




Del ascenso al ocaso



En octubre de 1956 salió a la venta Las Grandes Andanzas del Indio Patoruzú, que republicaba las historietas completas que aparecían en Patoruzú semanal más las tiras que se publicaron originalmente en el diario El Mundo. Repitiendo la premisa, la editorial volvió a triunfar en enero de 1958 con el n° 1 de Correrías de un Pequeño Gran Cacique Patoruzito. Esta revista reeditó en blanco y negro los episodios aparecidos a color en Patoruzito, pero al poco tiempo empezó a publicar material nuevo.

Mientras tanto, otros vientos soplaban en el mundo del 9no. arte. Revistas como Hora Cero y Frontera ofrecían otro modo de lectura, más orientado al público adulto y con un lenguaje más humano, cargado de situaciones realistas y dramáticas. Héctor Germán Oesterheld con Sargento KirkTiconderogaErnie Pike y El Eternauta marcaron la tendencia de los siguientes años, consistente en ofrecer un material de lectura más maduro. Por otra parte, la fórmula de las revistas semanales con continuación permanente fue perdiendo atractivo frente al material que llegaba del extranjero, más dinámico y ofreciendo publicaciones enteramente a color. El auge de la televisión incluyó el "boom" de las animaciones televisivas, lo cual también fue desalentando el consumo de revistas. Una época dorada iba quedando atrás.



Así, tras 869 números, Patoruzito dejó de publicarse en su propia revista, dejando su espacio para la publicación de episodios completos de las otras historietas con las que compartió espacio (El HuincaBig Ben BoltTug Tramson, etc.), a razón de dos por cada ejemplar. Al fracasar esta modificación en sus contenidos el 31 de enero de 1963 se despidió de los puestos de diarios con su n° 892. En mayo de ese año volvió al ruedo en formato de libros de bolsillo (14 x 19,5 cm., 196 páginas) de periodicidad mensual, con el regreso de Patoruzito en formato de episodios cortos autoconclusivos y acompañado de material casi totalmente extranjero.



Esta etapa no fue tan exitosa como la anterior a pesar de su calidad; en 1966 la revista cambió su formato en el n° 33 para volver a ser una revista, esta vez con las mismas dimensiones que Patoruzú semanal (19,5 x 28 cm.) y ofreciendo cien páginas manteniendo su periodicidad mensual, pero no fue suficiente para mantener el interés en el público, por lo cual fue cancelada en febrero de 1971, totalizando 95 números.



El 26 de marzo de 1971 Patoruzito fue relanzada a los puestos de diarios como revista didáctica, dispuesta a competir con Billiken y AnteojitoPatoruzito Escolar. Esta vez el fracaso fue estrepitoso; saliendo apenas cinco números semanales debió ser cancelada.



En 1976 Quinterno decidió cesar la producción de historietas en la editorial; desde entonces, Correrías de Patoruzito reeditó los episodios más conocidos, con numerosas adaptaciones y correciones de texto y dibujos de por medio, ahora con el título de Selección de las Mejores Correrías de Patoruzito. Con el correr de los años, Patoruzito continuó en el mercado con sus reediciones, sin ofrecer innovaciones ni ninguna iniciativa para volver al estrellato, con la única excepción de un corto animado producido en 1987, creado para anunciar la hora en que los chicos deben ir a dormir ante el cierre del horario de protección al menor.

Recién a mediados de los años '90 surgieron varios intentos serios para llevar al caciquito al campo de la animación. El dibujante Juan Grillo y Productora Aguafí S.A. crearon dos cortos animados (El templo, con Patoruzú y El cazador, con Patoruzito) con la intención de crear una serie de animación en Estados Unidos con ambos personajes. La idea era estrenar la serie en 1998, pero el proyecto quedó trunco.

En 1999 comenzaron los preparativos para crear un largometraje de Patoruzito, usando lo más avanzado en animación y producida por Patagonik Group (en aquel entonces abocada a la tira televisiva Los Pintín), con la intención de estrenarla en 2001, con un avant premiere en el Teatro Colón. Pero este nuevo proyecto se fue postergando con el tiempo debido a la recesión económica que el país atravesaba en esos años. Recién en 2003, poco después de la muerte de Quinterno, la película comenzó a producirse, estrenándose en cines el 8 de julio de 2004. Aunque tiene sus falencias argumentales, la animación excede los estándares habituales en cuanto a producción argentina; incluso luce algunas secuencias de arte digital, algo novedoso en nuestra industria en aquel entonces. La taquilla respondió a las expectativas que originó el film: 2.600.000 personas vieron Patoruzito, convirtiéndola en la película animada argentina de mayor taquilla en nuestros cines.



Ante tal éxito, Patagonik Group se avocó no solo a realizar una secuela, sino también un largometraje animado de Isidoro y una película en animación computarizada de Patoruzú; pero de estos proyectos, Patoruzito 2: La gran aventura apenas cumplió con las expectativas del público, Isidoro fue destrozada por la crítica especializada, y la película de Patoruzú quedó interrumpida indefinidamente debido a varios desacuerdos económicos entre Los Tehuelches S.A. (la editorial que administran los descendientes de Quinterno y actual poseedora de los derechos de los personajes) y Patagonik Group. Mientras tanto, la tira animada de Patoruzito promocionada por Cartoon Network, fue tan poco relevante como la realizada tiempo después con Isidoro en cuanto a generar interés por el público masivo.


Patoruzito en la actualidad

Ante estos vaivenes audiovisuales, los responsables de Los Tehuelches intentaron devolver al personaje al éxito en papel: en 2006, Clarín publicó el primer episodio de Patoruzito semanal junto a tres de las mejores Correrías en un tomo recopilatorio de la Nueva Biblioteca Clarín de la Historieta; el cual hoy comienza a ser difícil de conseguir debido a la calidad de los episodios recopilados ahí.



En enero de 2010 se seleccionaron veinticuatro episodios que no figuraban en las reediciones de Selección de las Mejores Correrías de Patoruzito para la creación de la Colección Clásicos en Colores de la Editorial Perfil. Estos episodios originales fueron coloreados por computadora para hacerlos atractivos al público actual y respetando los guiones originales (es decir, sin el aggiornamiento necesario para mantener los diálogos con modismos y términos geográficos y culturales actuales), además de ser impresos en papel de alta calidad; a su vez, se buscó que las historias elegidas tuvieran en común el mismo número de páginas (62 en formato apaisado), agrupando 124 tiras en total, buscando así una coherencia en el formato de los libros ante los costos de impresión. El resultado fue desparejo, ya que algunas de las historias resultaron ser más extensas y debieron ser recortadas por los responsables de la publicación, mutilando parte del argumento original. Otro error grosero fue que incluyeron en cada libro los nombres de los coloristas y editores de estos libros, pero no lo hicieron con los guionistas y dibujantes originales, ignorando así el esfuerzo de quienes trabajaron con Dante Quinterno para crear estas historias.

En líneas generales el público agradeció la llegada de esta colección a los puestos de diarios, pero no faltaron las críticas debido al fuerte contraste en los colores, tal vez demasiado fuertes cuando no brillantes, lo que generó algún que otro malestar visual que no permite apreciar el arte original.



Pero ni siquiera estos esfuerzos editoriales pudieron frenar la decadencia que Selección de las Mejores Correrías de Patoruzito venía arrastrando junto con sus publicaciones hermanas de Patoruzú e Isidoro, fruto de seguir repitiendo una y otra vez las mismas historias recicladas; tras un parate temporal a fines de 2014 para reordenar la economía editorial, entre abril y mayo de 2015 volvió al ruedo para intentar recuperar su presencia habitual frente a los pocos lectores que aún las compraban. Así, casi silenciosamente y de manera previsible, con los n° 936 y 937 la revista cesó por completo su publicación.



De esa manera el caciquito desapareció de los puestos de diarios, sobreviviendo marginalmente tanto en las comiquerías y librerías de segunda mano como en ferias especializadas en libros y revistas antiguos. Mención aparte merecen las redes sociales, donde diversos grupos mantienen viva la memoria del personaje buscando la preservación digital de las revistas que ya no están al alcance del público masivo.

No obstante, aún hay interés editorial para que Patoruzito se preserve en las comiquerías y librerías especializadas. En 2018 Ediciones Assisi editó el primero de cinco volúmenes que buscan recopilar en una edición cuidada los episodios a color de la revista semanal. La Colección Patoruzito involucró un trabajo de equipo formado por Eduardo Adán y Berni Torre, a cargo de la restauración digital, y Miguel Dao, quien realizó los aportes literarios pertinentes.


sábado, 15 de agosto de 2020

Lecturas de fin de semana: Dante Elefante / Ferréopolis / Nico & Miko / D.E.S.Pareja

Continuando con la lectura de los libros abanderados por la premisa de Banda Dibujada, hoy toca leer cuatro títulos que a pesar de ser todos de J. J. Rovella no se pueden relacionar entre sí dada la versatilidad del autor a la hora de darles vida.


Dante Elefante


Este libro, tercer volumen de la Colección Aventuras Dibujadas, fue el primero que recopiló material protagonizado por el paquidermo mudo, mucho antes que Ediciones de la Flor hiciera lo suyo al respecto. Básicamente la temática es la misma: chistes y planteos gráficos mudos (la especialidad de Rovella) donde el ingenio y el absurdo van de la mano. Como corresponde a un protagonista que habla, sus compañeros de elenco mantienen la misma intención de rima en sus identidades: Hugo Tortugo y Olegario Canario. También se destacan un par de historias de varias páginas de extensión cada una, prueba evidente de que Dante podría estar a al cabeza de relatos ambiciosos sin ningún problema. Es más que obvio que un personaje así haya logrado ser publicado en las páginas de Spirou, nada menos.





Ferreópolis



Este fue el primer y único volumen de una serie que prometía mucho. En una ciudad cuya sociedad se compone de robots y animales mecánicos, Benjamín se siente diferente respecto a su familia, a tal punto que un hallazgo arqueológico puede convertirse en la fuente de las respuestas que ha estado buscando sobre sí mismo. Aunque tiene chistes y vueltas humorísticas para suavizar el relato (incluso un cameo "mecanizado" de Dante Elefante), es tierna y emotiva, especialmente a medida que va culminando el relato. Es una lástima que La Vuelta al Globo nos haya quedado debiendo con nuevas entregas de esta historia, cuyo final abierto invita a seguir leyendo.





Niko & Miko



Ya de la mano de ¡Toing! Colección nos llegan dos títulos más, el primero de los cuales me supone el más ambicioso de esta reseña en cuanto al modo narrativo. El dúo protagonista, astronautas de profesión, aterrizan en un planeta donde dos especias distintas pelean entre sí: unos de forma cúbica contra otros de forma esférica. Desde luego, apenas llegan al lugar quedan accidentalmente involucrados en los acontecimientos de dicha antinomia, lo que dará lugar a diversas situaciones de enredos, confusiones  y situaciones tan inverosímiles como hilarantes. Ojalá los responsables de Comiks Debris le den cabida a posibles secuelas de este dúo, sea dentro de ¡Toing! o de sus Especiales.






D.E.S.Pareja



Cerramos la lectura de hoy con el título 13 de ¡Toing!, en el cual Rovella cede la responsabilidad gráfica a un colega y amigo, Javier Suppa. Y es irónico, porque el personaje pergeñado para esta historieta no cree en trabajos de equipo, optando por el desempeño solitario... a pesar de que la agencia de vigilancia y protección de para la que trabaja insiste en el trabajo en parejas. Lógicamente, en cada aventura tendrá una pareja que nunca estará a su altura... una forma elegante de decir que cada vez que intenta actuar en dúo siempre ocurren cosas inesperadas. El libro está partido en dos mitades bien diferenciadas en lo argumental: en la primera la acción de cada historia se narra en dos páginas autoconclusivas, mientras que en la segunda se desarrolla una aventura más compleja (por no decir más hilarante). Y como no podía ser de otra forma, el ingenioso autocameo con el que los autores meten mano en el desarrollo de la historieta.





Y eso es todo por ahora. La próxima semana, más libros de estas colecciones para reseñar.

sábado, 8 de agosto de 2020

Lecturas de fin de semana: Monsterville / Boris el virus / El Chispa


Otra semana, más libros para leer bajo la premisa de Banda Dibujada de fomentar la lectura y difusión de historieta infantil y juvenil. Y esta semana le toca el turno a tres títulos dispares entre sí.


Mosterville


Irónicamente, este título de la Colección Aventuras Dibujadas se adelantó en casi una década al espíritu alocado de las películas animadas de Hotel Transylvania. Sin embargo, su premisa es claramente diferente: los humanos que irán al castillo donde transcurre la historieta son tres niños que lo heredan de su difunto tío. Y los monstruos que lo habitan no solo no los quieren, sino que buscarán deshacerse de ellos de cualquier modo posible en los siete episodios recopilados. Y volviendo a lo anterior, el titulado Monsterville Hotel hace reír a carcajadas por la involuntaria comparación.

Con guiones de Jorh y dibujos de Diego Parés, Monsterville sorprende por el ingenio de sus diálogos a la par de la faz gráfica, la cual no da respiro y obliga al lector a una segunda lectura para no omitir detalles que pueden pasar desapercibidos... y no sorprende que el lector quiera realizar esa segunda lectura.


La presentación de los personajes del libro; cualquier semejanza con héroes galos, vivos o muertos, es pura coincidencia.





Boris el virus


Del cuarto libro de la Colección Aventuras Dibujadas pasamos al octavo, en el cual Jorh es el único responsable. En este caso, la sutileza con la cual el título deja en claro la simpatía que tendrá el lector por el personaje protagónico es explícita. Y más si tomamos en cuenta que el protagonista es un personaje que en la vida real ni sería simpático ni causaría ninguna alegría.

Realizada al mejor estilo del comic-strip americano, Boris es un virus que aparece infectando la computadora de Darío, el chico que lo adoptará como mascota. Una vuelta de tuerca original considerando que la tira es de finales del siglo pasado, cuando el temor a los virus informáticos era una novedosa realidad en esos tiempos. Lo más "natural" a destacar es la convivencia que tienen los humanos con el protagonista y sus amistades, como si fueran una parte normal del entorno de uno... en estos precisos momentos más de uno debería prestarle atención a este libro.






El Chispa

Cerramos esta entrada con el otro libro editado por La Vuelta al Globo, con un héroe conocido por los chicos que lo descubrieron en las páginas del periódico Crónica y por los no tan chicos en la página web de Comiqueando.

El Chispa es más legendario por su vida comercial que por su andadura en los formatos que le tocó vivir. La propuesta de Gustavo Secreti fue difundir a este héroe adolescente del Conurbano Oeste de manera masiva y no convencional para acercar la historieta a quienes no tuvieran acceso a su lectura, sin importar las razones existentes; por tal motivo llegó a aparecer en medios gráficos de difusión gratuita en simultáneo con su presencia en Internet. Parte del contenido de este libro está compuesto por dicho material, el cual cuenta con el arte de Gustavo Lucero.

Debido al mínimo espacio disponible en cada entrega, cada página presenta una situación autoconclusiva, aunque en algunos casos se pueden ver historias serializadas. Pero así y todo el planteo en cada una permite el desarrollo e interacción de los personajes. Además del protagonismo de Leo, se destaca la presencia de Zonda, héroe cuyano cuya existencia data de un especial en papel de la extinta Comiqueando Press. Otro tema a destacar es que parte de la "chapa" que tiene Leo se debe a la concientización que plantea en los lectores ante algunas situaciones, sin caer en la redundancia moralista que se puede observar en las series animada de antaño.



Y eso es todo por esta semana. La próxima, más libros.

sábado, 1 de agosto de 2020

Lecturas de fin de semana: Todo Tiburcio (hasta ahora)

Dedicatoria a cargo de los autores, de la Feria del Libro 2013. 


Como indiqué alguna vez, reseñaré la totalidad de libros aparecidos entre cinco editoriales que se unen a la misma premisa: adherirse al compromiso de Banda Dibujada por desarrollar y fomentar la lectura de historietas para público infantil (y no tanto). Un esfuerzo que ya superó una década de existencia, con varios logros en su haber, como lo prueba la treintena de libros editados que leí con gran placer y cuyas reseñas empieza con un personaje ya conocido por el público: Tiburcio.


Tiburcio 1 y 2




Batracio Ediciones fue el esfuerzo de autoedición que Diego Greco y Alejo Valdearena encararon para poder llevar al personaje salido de Poco y Nada de la efímera vida de la revista Viva a la permanente presencia en nuestras bibliotecas. De formato apaisado (21 x 15 cm.), la lectura de ambos títulos involucra una tira por cada dos páginas, respetando así como era publicada originalmente en la mitad superior de dos páginas de la revista dominical, cuya mitad inferior era usada para mensajes educativos / de conciencia a los lectores basados en la tira, o para ilustrar a lectores que participaran de las consignas impulsadas en cada edición. Retrospectivamente, esta diagramación permite disfrutar más el arte y planteo gráfico implicado en cada entrega de la historieta, pero hoy todo este material más el que se recopiló en el tercer volumen de este personaje podría editarse en un solo título, remontando las tiras para adaptarse al formato de álbum reducido (24 x 17 cm.) que componen las otras ediciones que verán más adelante. Es una idea que podría funcionar en un futuro cercano, dado que Batracio Ediciones ya no existe y Tiburcio merece su supervivencia en el imaginario popular. Ambos libros incluyen sendos poemas ilustrados a modo de bonus en sus páginas finales: uno protagonizado por el Gaucho Zombie en el primero, y el titulado Fané y desconectado, basado en las últimas tiras de Tiburcio 2.



La premisa es básica y funcional: todo gira en torno a la vida de Tiburcio. Sus amigos, su afición por el Gaucho Zombie, su amor aparentemente imposible por Abril, sus padres, su mascota Batracio, la escuela, etc. Por momentos los diálogos y situaciones se aproximan bastante a leer Mafalda, pero los autores ponen sus recursos a full para que la historieta tenga su propio vuelo e impronta.





Tiburcio en concierto / Tiburcio se pone mimoso




Ya de la mano de Comiks Debris el niño dientudo pudo tener más presencia en las bateas de librerías y comiquerías como parte de Los especiales de ¡Toing! Colección. Tiburcio en concierto respeta el formato apaisado con las características ya enumeradas con las últimas tiras aparecidas en Viva, mientras que Tiburcio se pone mimoso adopta el formato habitual de ¡Toing!, debido a que recopila parcialmente el material publicado en la revista Billiken. También se incluyen poemas ilustrados como bonus protagonizados por el Gaucho Zombie: Zombie sin esperanza, una versión libre de Zamba de mi esperanza, y El Gaucho Zombie y el Lobizón, con el recurso de tapa flip para que tenga su propia portada y orientación de lectura del libro.



En esta última etapa de la historieta su evolución nos permite seguir viendo; lamentablemente, la situación que atraviesa Billiken causó que Tiburcio quedara nuevamente trunca, con un parate que todavía sigue. Ojalá el tiempo nos permita verlo de nuevo en alguna publicación y/o en futuros nuevos títulos de Tiburcio, ya que su público merece verlo vivito y activo en las librerías.

martes, 9 de junio de 2020

Tato Bores y su Monólogo 2000



El 9 de junio de 1990, Tato Bores, el Actor Cómico de la Nación, pronunció el famoso Monólogo 2000, durante la emisión de su programa televisivo, que en ese año se llamaba Tato Bores en busca de la vereda del sol, y que aparecía en la pantalla de Canal 13.

Tato pronunciaba sus monólogos cada domingo, mezclando la actualidad con toques de humor y su aguda ironía, haciendo reír a los televidentes mientras tiraba algunos palos a los políticos de aquel entonces (muchos de los cuales, por desgracia, aún siguen en actividad, haciendo las mismas cosas por las cuales Tato les tiraba palos).

Para 1990 Tato llevaba treinta años en la pantalla chica, por eso, cuando pronunció su monólogo número 2000, decidió cambiar las reglas del juego y hacer un repaso de esos años, demostrando que sus palabras pueden haber cambiado, pero los problemas de la Argentina no.

Tato continuó con su programa hasta el 15 de diciembre de 1993, en Telefé, cuando su programa se titulaba Good Show (las palabras con las que cerraba cada monólogo). De hecho, su último monólogo coincidió con los festejos de los primeros diez años de Democracia después de la última dictadura militar. En esa última ocasión repitió el esquema del Monólogo 2000 e hizo un repaso de lo que sucedió en esos primeros diez años de democracia... con los mismos resultados.

Tato murió el 11 de enero de 1996, pero su humor (y los problemas que nos atormentan a diario) siguen vigentes. Por eso, a treinta años justos de su pronunciamiento, les dejo para leer el Monólogo 2000.


Una aclaración: los acontecimientos descriptos por Tato llegan hasta 1990 solamente. En los siguientes treinta años hubo más Presidentes y Ministros de Economía, más devaluaciones e inflaciones, y otras calamidades que Tato no llegó a ver. Y eso es lo irónico de este monólogo: es odiosamente actual. Parece como si Santiago Varela se lo hubiera escrito ayer. Por eso él hace esa advertencia a los políticos y funcionarios al final del monólogo, la cual aún sigue vigente.





Monólogo 2000


Bueno, señores, ¡Monólogo 2000!

¡30 años metiendo libretos debajo de esta peluca! Miren, esta noche en lugar de hacer un monólogo con lo que pasó esta semana, con la actualidad, esta semana vamos a hacer un monólogo recordando lo que pasó en los últimos 30 años a ver si aprendemos algo, ¿eh?


Señores: cuando allá por 1960 puse la jeta por primera vez delante de los orticones, no existía la televisión a color, no existía Maradona, no existía el Austral (es decir, el Austral tampoco existe ahora pero es otra historia), no existía el control remoto, no existía el yogur descremado, pero sí, sí existía Don Álvaro; sí señores, sí: Don Álvaro, ¡el papá de la nena! Si bien Don Álvaro empezó a curtir gabinete como Ministro de Industria allá por el año ‘55 en la “Libertadora”, que no tiene nada que ver con la Copa Libertadores, porque recién con Arturo Frondizi se convirtió en Ministro de Economía. Porque les voy a decir más: antes de Don Arturo Frondizi no existía el Ministerio de Economía; dicen los memoriosos que para aquellos años había un poco de guita en el Tesoro y entonces con un Ministro de Hacienda tipo Serelco, ¡alcanzaba! Con la mishiadura aparecieron los Ministros de Economía.

Lo que no queda muy bien claro es si la mishiadura trajo a los Ministros de Economía o si los Ministros de Economía trajeron la mishiadura. Lo que pasa es que hace 30 años que tenemos las dos cosas.

Por aquellos años, Don Álvaro Alsogaray se mandó la famosa frase “Hay que pasar el invierno”. Y pasaron, y pasaron los inviernos, y las primaveras aparecieron y aparecieron; lo único que no apareció fue la guita. Y también por aquellos años ‘60 comenzaron los planteos militares a Don Arturo Frondizi. En realidad el primer planteo fue el 8 de julio de 1958 pero en dos años le enchufaron 30 planteos; y aquí con Don Alfonsín tuvimos dos planteos con los muchachos de la pomada, ¡calcule lo que habrán sido 30! La cuestión es que los muchachos, al final, lo rajaron, y cuando el general Poggi estaba ya listo para asumir como presidente apareció José María Guido (también conocido como “José Dondemepongo”), pego un Per Saltum, entró a Tribunales, juró como Presidente ante la Corte Suprema, se coló por un intersticio en una puerta de la Casa Rosada, se sentó en el sillón, y cuando Poggi se dio vuelta le dijo: “¡Acataá!”

La cuestión es que Don Guido trajo a otro prohombre de la economía: Don Federico Piñedo que dijo que “hay que hacer las cosas rápido” y se mandó en un solo día una devaluación del 21% y mandó el Dólar a la astronómica suma de 99 Pesos Moneda Nacional de curso legal. (Chicos: si ustedes no saben lo que es eso, la Moneda Nacional de curso legal, pregúntenle al abuelo, ¡pero no me lo hagan llorar demasiado!).

La cuestión es que Don Piñedo se las tomó ofendido por las críticas que despertó esa devaluación y entonces apareció de vuelta Alvaro II, que viene a ser como “Highlander II”, “Tiburón II”, “Rocky II”, una cosa así. Como el tema de “Hay que pasar el invierno” estaba gastado, Don Alvaro inventó otra cosa: inventó el “Empréstito Patriótico Nueve de Julio”, llamado también “Los bonos de Alsogaray”. Los que se los quedaron, la verdad, se ganaron mucha guita; los que no nos los pudimos quedar, ¡pa' que' le via' contar! Es otra historia...

Mientras tanto los militares, que no tenían nada que hacer, se pusieron a jugar a los soldaditos entre ellos: hicieron una raya y dijeron: “Colorados de este lado, Azules de este otro lado y gana el que tiene más tanques”.

Nosotros, los civiles, que no teníamos arte ni parte en el asunto, porque únicamente ligábamos una bomba que nos reventara la casa, estábamos tranquilos porque tanto Azules como Colorados decían que todo lo hacían por el bienestar de la gente y por la salvación de la patria; de donde se deducía que la salvación de la patria estaba en manos del que tenía más tanques, ¿comprende?

La cuestión es que en el año ‘63 le tocó el turno de vuelta a un presidente constitucional y apareció Don Arturo Humberto Illia, uno de los pocos cordobeses nacidos en Pergamino que se conocen. Don Arturo Humberto Illia nombró como Ministro de Economía a Don Eugenio Blasco que muere en el cargo y entonces mi gran amigo Juan Carlos Pugliese asume como Ministro de Economía (empieza, mejor dicho, su carrera como Ministro de Economía suplente en todos los gabinetes radicales). Pero como las cosas buenas duran poco tiempo, antes de cumplir los tres años los muchachos de la viñeta le dan el raje a Don Arturo Humberto Illia y designan, en elecciones limpias, y por unanimidad (3 votos) a Don Juan Carlos Onganía.

El hecho de que Don Juan Carlos Onganía en la época del enfrentamiento entre Azules y Colorados haya sido Azul y legalista, y después se convirtió en golpista, y de hecho, Colorado, es porque a veces, la gente, destiñe.

La cuestión es que a Don Arturo lo rajaron porque decían que era muy lento, que era una tortuga. Ahí tuvimos un cacho la culpa todos porque los sindicatos, la C.G.T. le tiraba tortugas en Plaza de Mayo, los medios en contra, los periodistas en contra, los humoristas le hacíamos chistes (éramos una manga de boludos, que pa' que' le via' contar); porque el problema no era que Don Illia era lento: el problema es que los que vinieron después fueron... fueron rápidos, ¡y fuimos derecho pal' cara... melo, fuimos, pero bah, pero rápido!

Claro, no todo fue negrura en aquellos años porque en el ‘66 hubo avances: porque después de la “Noche de los Bastones Largos” cerraron todas las facultades y entonces todos los investigadores, científicos, matemáticos, laburantes de las neuronas avanzaron: avanzaron hacia la frontera y se las tomaron y no volvieron nunca más. Después, apareció algún premio Nobel que volvió: a saludar a la familia y se las volvió a tomar, ¡total...!

Para 1969 el Ministro de Economía era Adalbert Krieger Vassena que había mantenido el Dólar más o menos estable; pero de pronto apareció Don José María Dagnino Pastore y, como el Dólar ya estaba a 350 mangos, le arrancó dos ceros porque inventó el Peso Ley 18.188, íntimamente llamado “Peso Ley”. Don Juanca, en aquellos años pensaba quedarse 20 o 30 años, pero apareció el “Cordobazo”, el “Rosariazo” y el país se movió como un “Flanazo”. O sea que para los finales de 1970 los muchachos de la viñeta le dieron las gracias por los servicios prestados a Don Juanca I y después designaron en elecciones limpias y por unanimidad a Roberto Marcelo Levingston.

Roberto Marcelo Levingston es el único presidente en toda la historia argentina desde 1810 hasta la fecha que cuando lo designaron ¡no lo conocía ni el loro! Vea, en las redacciones, no sabían cómo se escribía el nombre; no había una foto de él; cuando, a la noche, en la sexta apareció “Levingston Presidente”, la gente preguntaba “¿pero presidente de qué país será este buen señor?” ¡Y porque para colmo, cuando lo designaron él estaba en la Junta Interamericana de Defensa en Washington! Así que aquí estábamos como los indios que se golpean el codo: ¡en bolas, y a los gritos!

Por fin, Don Levingston apareció y dijo “soy el presidente” y se sentó en el sillón a esperar órdenes. Lo que pasa es que el problema fue que mientras estaba esperando las órdenes empezó a jugar un jueguito que decía: “pese a todo, yo soy el presidente”. A Don Lanusse, que era el inmediato superior, no le gustó nada la cosa, pero roce va, roce viene, Don Levingston lo destituye a Lanusse, Lanusse escucha eso, caza el tubo y lo destituye a Levingston, y como donde manda Teniente General, no manda General de Brigada, Levingston volvió rápidamente al anonimato. Cansado ya de echar presidentes (había echado dos), Don Lanusse penso: “Para pensar como yo, nadie como yo”. Entonces agarró y se nombró presidente sin dejar el cargo de Comandante en Jefe. ¡Astuto el hombre! Y enseguida inventó una cosa que se llamo el G.A.N.: “Gran Acuerdo Nacional”. Y lo mandó al Coronel Cornicelli a verlo a “Puerta de Hierro” a mi gran amigo Juan Carlos Can... ¡Juan Carlos no!, ¡Juan Domingo, Juan Domingo! ¡Juan Domingo Cangallo! y le dijo que si entraba en el G.A.N. le devolvía todos los sueldos del ‘55 hasta la fecha. El viejo dijo “Lo primero es lo primero”, cazó la mosca, lo dejó al gobierno con el G.A.N. y con las ganas. Y entonces Don Lanusse se chivó y se mandó la famosa frase que “El viejo no vuelve porque no le daba el cuero”. Pero como el viejo debajo de las arrugas todavía le quedaba un cacho de quiero... de cuero, volvió para mostrarlo en vivo y en directo y formó un frente cívico que se llamo “FRE.CI.LI.NA.”. Pero como la Frecilina tenía nombre de antibiótico lo cambiaron por “FRE.JU.LI.”. Escuchen: Frecilina, Frejuli, Frejupo, ¡son todos remedios del mismo laboratorio! Vienen en píldoras, en inyectables, en supositorios, ¡úsenlos como les den las ganas!

La cuestión es que en aquellos años ‘73 apareció “La Nueva Fuerza”, un partido político inventado por mi gran amigo Alsogaray que tenía como candidato a presidente a mi gran amigo Julio Chamizo, ¡el que quiere acordarse, que se acuerde! La cuestión es que el 25 de mayo de 1973 asumió el tío, no este, otro tío, el tío, el tío Héctor J. Cámpora, y como el eslogan era “Cámpora al gobierno, Perón al poder”, los muchachos del bombo rápidamente renunciaron a Don Héctor. Renunció el presidente, renunció el vicepresidente, renunció el presidente provisorio del Senado Díaz Vialisi, una cosa ahí, que sé yo lo que hicieron. La cuestión es que quedó como candidato a Presidente de la República el presidente de la Cámara de Diputados Raúl Lastiri, ¡que casualmente era yerno de López Rega! La cuestión es que Lastiri (conocido también como “José Corbata”, porque tenía un montón y le encantaban) llamó a elecciones y ganó por unanimidad la fórmula “Menem-Menem...”, ¡digo, no! La fórmula “Perón-Perón”. Perón se muere, y de estar mal pasamos a estar peor porque viene Isabelita y lo trae a Celestino Rodrigo, que se manda el famoso “Rodrigazo”, ¡que nos deja a todos con el tuje pal' norte! La moral de la historieta es que Don Celestino, que yo sepa cabe destacar, y que yo sepa, fue el único Ministro de Economía, que se comió cana por cuestión de su gestión como Ministro, cosa que no le ha pasado a ningún otro Ministro de Economía... nunca más, se han salvado todos, ¡la verdad es que es un misterio, que no sé por qué!

¿Cómo seguía esto? ¡Ah, sí!

Después de Celestino Rodrigo, después de Celestino Rodrigo apareció Tony Cafiero, sí, sí, sí, Tony Cafiero, el del “Sí”, el del “Sí lo hubiera sabido no llamaba a plebiscito”. Y después de él apareció Mondelli (que Isabel decía “no me lo toquen al gordito...”).

Cuando se murió Perón (es una acotación que le voy a hacer yo), estaba laburando en este canal, me llamaron para decirme “Vamos a parar un poco con los programas humorísticos, hay que hacer duelo”, y yo pensé que estaba bien para que lo suspendan un par de semanas... ¡La verdad es que no lo suspendieron un par de semanas, lo suspendieron un par de años! Porque después vinieron los muchachos del ‘76 de vuelta y la siguieron... ¡Porque en aquel entonces eran largos los duelos, ¿comprende?!

Y así llegamos, a la época del Proceso, de los Ministros de Economía, era de José Alfredo Martínez de Hoz, y el Proceso lo voy a pasar por alto porque, la verdad que... no, mejor no recordarlo, ¿cierto?

Por eso hice un Per Saltum y aparecí en la Democracia, en 1983, con Alfonsín, Grinspun, Sourrouille, el Austral, el Desagio, Juan Carlos Pugliese II, el Bolonki, y Jesús Rodríguez, casi como Jesús termina crucificado. Mientras en estos tiempos la Hiperinflación y los empresarios le apretaban el gañote a Don Raúl Alfonsín, apareció Carlos Saúl I, primer presidente electo que decía que tenía el equipo formado, ¡listo para salir a la cancha y ganar por goleada! Don Raúl, que quería quedarse 6 años, ni un día antes, ni un día después, no le quedó más remedio que tirar la esponja y de paso le tiró el gobierno por la cabeza a la patilla más gorda de América, Carlos Saúl I...


Y aquí estamos señores. ¡30 años! 30 años bancándose 16 Presidentes y 37 Ministros de Economía que se la pasaron diciendo “Esta es la crisis más grande que está sufriendo el país”“Hay que reducir el gasto público”“Hay que laburar más”“Hay que invertir en el ispa”... Mientras tanto, ¿quieren que les diga una cosa? Miren, a éste Peso Moneda Nacional le arrancaron dos ceros por este otro Peso Ley 18.188; a éste le arrancaron cuatro ceros por este otro Peso Argentino, y como si esto fuera poco le sacaron tres ceros más por este Peso... por este Austral. O sea que extirparon, le extirparon nueve ceros a este pesito de acá delante. Y como este Austral equivale a mil millones de Pesos Moneda Nacional, y como en aquel entonces se compraba con 83 Pesos Moneda Nacional, un Dólar, este Austral equivale a 12 millones de Dólares... ¡Lo cual parece un chiste, si no fuera una joda grande como una casa...!

Y yo todavía, yo todavía tengo confianza, tengo confianza, por eso le digo a los políticos y a los funcionarios (no a todos los políticos ni a todos los funcionarios porque hay que preservar las instituciones), a algunos políticos y algunos funcionarios que están ahí viéndome, ¡si siguen haciendo las cosas que están haciendo yo voy a tratar de estar acá todo el tiempo posible para seguir jodiendo! Y para cuidarlos también... ¡Y para preservarlos de la máquina de cortar boludos! Porque si pusiéramos la máquina de cortar boludos dentro de la máquina del túnel del tiempo, y se pusiera a cortar boludos históricos con retroactividad... ¡otra hubiera sido la historieta hoy! Historieta que como país, no creo que nos merezcamos (esto lo dice mi libretista, Santiago Varela... yo... ¡no estoy tan seguro! Un cacho de culpa tenemos también...).

Por eso les digo, mis queridos chichipíos, a seguir laburando, vermouth con papas fritas, y... ¡¡¡GOOD SHOW!!!